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Son cargos, generalmente no rentados, que deben ser ejercidos por quienes tengan experiencia e ilimitada vocación de servicio.
¿Se cumple con este principio? En general NO.
Salvo
excepciones se mantiene el antiguo concepto que establece que los
dirigentes no deben ser rentados, sin embargo la dedicación requerida
justifica la profesionalización que no va en desmedro de las virtudes
que debe reunir.
Más aún, es una alternativa correcta que posibilita el acceso a quienes
están capacitados y no a quienes disponen de tiempo pero NO la capacidad
requerida.
Los problemas que aquejan a los dirigentes, en general están relacionados a como llegan a ejercer sus cargos, qué los motiva a postularse, los cambios que produce el poder, las ansias de perpetuidad, el profesionalismo encubierto, el ansia del dominio, los caprichos malignos y tantas otras razones que sería tedioso enumerar.
Para establecer parámetros de análisis a lo expuesto podemos referirnos a los dirigentes de clubes, que son los casos más conocidos por todos.
A las
asambleas de los clubes, en general no llegan a concurrir el 5 % de
los asociados. Están presentes solo quienes componen los cuadros directivos
salientes y entrantes y algunos socios-amigos que asisten por curiosidad
o apoyo condicional. Sin la presencia de un alto porcentaje de la
masa societaria, los cargos electivos pueden ser cubiertos por quienes
no son representativos de los socios.
En definitiva son elegidos por ellos mismos y por sus amigos siendo
en algunos casos el método empleado la conocida "DEDOCRACIA", generalmente
manejada por los infaltables "MONJES NEGROS", que siempre hay en todos
los clubes.
La forma de actuar de algunos dirigentes demuestra claramente que no tienen vocación de servicio, virtud que implica dedicación, esfuerzo y sacrificio (sin extender la mano para pedir el vuelto). Quienes no reúnen estas condiciones están motivados por el ego, figuración, posicionamiento social o por razones comerciales que los transforma en profesionales encubiertos en la más amplia palabra.
Hay dirigentes que llegan a ocupar cargos, están capacitados, tienen vocación y desempeñan correctamente sus funciones, se transforman en imprescindibles, se perpetúan en el cargo y siguen siendo eficientes. Desgraciadamente estos casos son excepciones, en general se envuelven en un halo de soberbia, se trasforman en autoritarios, dictadores, pierden eficiencia porque su esfuerzo lo canalizan en construir escaleras que les permitan seguir subiendo, no importa cómo ni a qué costo, aunque este precio sea la propia institución.
REFLEXION
Las instituciones no son las culpables de los problemas, estos los crean los dirigentes que involucran a las instituciones en hechos perjudiciales para su funcionamiento, cuando no en emprendimientos faraónicos irreversibles que solo fueron concebidos para alimentar su propia egolatría o para usarlo como trampolín para lograr otros objetivos.
Debemos preguntarnos si ellos son los culpables.
En general podríamos decir que no, SON EL PRODUCTO DE NUESTRA FALTA DE PARTICIPACION, nos aferramos a las instituciones pero elegimos la comodidad de no participar, pedimos todo, no damos nada, criticamos pero no actuamos.
Las instituciones son la base de la sociedad que tanto criticamos, aceptemos a ésta como está o PARTICIPEMOS que es nuestra posibilidad de tener DIRIGENTES CAPACES, REPRESENTATIVOS Y HONESTOS MORAL Y PSIQUICAMENTE.
GUADALUPE FREIRIA GONZALEZ
