FotoRevista ¦ 23 años en la web
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Cosas que tiene la vida cuando el hombre anda en la mala,
pisa caca y se resbala, pisa en lo seco y también.
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Y al fin, que vengo a buscar, trabajo honrao y decente.
Gorra en mano y muy sonriente pa reflejar simpatía...
y otra noche y otro día sin probar algo caliente.
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Por eso el hombre termina recurriendo a la ciudad,
se encuentra solo y perdido sin saber pa ande agarrar...
Dende que pisa el andén repleto de palomitas,
el pobre ya se palpita que llegó la solución,
trabajo, pan y un montón de ilusiones se dan cita.
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Hay un amigo que ver que vive en villa palito,
si le sobra un lugarcito me quedo a vivir con él.
Todo se debe prever pa ver que se haga sencillo,
calle, número, portillo y un amigo a las patadas,
en una pieza alquilada al fondo de un conventillo.
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Nadie
me puede negar que uno se amarga un poquito.
Todo lo que era bonito adentro de la cabeza,
medio se vuelve tristeza y dentra a volar bajito,
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A veces buscar trabajo demanda tiempo y tesón,
horas largas, madrugón, esperas, colas, edades,
y las mil calamidades le aguardan al hombre peón...
con el diario bajo el brazo y ganas de caminar,
llega a veces a encontrar trabajo, pan o fracaso.
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A veces a la peonada suelen llamarle empleao,
nombre más jerarquizado que cambia de acuerdo al puesto,
es simplemente un pretexto, pero es peón documentao.
Nunca falta un infeliz que entoavía cree en reyes magos,
se acojinilla de halagos y ansí saborea el panqueque,
al cambio le llaman trueque y el trueque te entrueca el pago.
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Del trampolín de mi espalda muchos saltaron, lo sé,
más nunca podré saber la altura que habré prestao,
en cambio, me han reprochao el no quedarme de a pie.
Pero también me ha tocado y fue mi más puro anhelo,
buscar envión desde el suelo cuando me tocó saltar,
y aunque no aprendí a volar aprendí a mirar el cielo.
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Dentra a agarrar la nostalgia y algún arrepentimiento,
y juro que no le miento si le digo que lloré,
pa acostumbrarme tardé calamidades de tiempo.
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Algunos
me han preguntado pa que vine a la ciudad,
dentrandome a aconsejar que el campo tiene futuro,
que allá nadie tiene apuro, que se vive de verdad...
“llegando el fin de semana yo me agarro la maleta,
echo al hombro la escopeta y dentro a agarrar pa fuera,
ahí si se vive ande veras no como aca a las gambetas”.
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Si alguna vez has estado mirando pasar la vida
sin más razón prometida, que poder llegar a viejo,
amontonando consejos dentro de un alma vencida.
Me vine pa la ciudad porque se me dio la gana,
si vivo como las ranas chapaleando en el bañao,
no es culpa mía cuñao, yo también soy raza humana.
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Hay
una calle famosa que sirve de división,
de este lado hay un montón, del otro lado otros tantos,
de un lado te venden el santo del otro la religión.
Cada uno cree en el derecho que menos le perjudique,
cada uno le hace un tabique al otro que tiene al lao,
pero nadie esta librao de que el barro lo salpique.
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Se va el hombre de su pago cansao de andar esperando,
que alguno se ande acordando que el también es un paisano,
que tiene dos buenas manos pa no vivir mendigando.
Si, seguro que en el poblao no ha de ser todo tan bueno,
pero estar en campo ajeno sin más razón que durar,
termina por reventar hasta el genio más sereno.
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Nadie
me puede decir como se extraña el paisaje.
Nadie, por mucho coraje pa definir al humano,
puede pensar de un hermano que pertenece al chuzmaje.
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Cuando uno tiene guríses en edad de desasnarse,
sin tener de ande agarrarse, sin pilchas, ni pa cuaderno,
y ni hablar si hay un enfermo y necesita curarse.
Y alguna de esas mañanas cuando la escarcha blanquea,
donde hasta el más macho se mea sacudiendo las quijadas,
quisiera ver a la piolada de los que charlan de afuera.
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Suele
mezclarnos la vida en mil embrollos distintos,
a veces manda el instinto, a veces la educación,
y a veces el más chambón nos hace tantear el cinto.
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Si aprendí a mirar pa atrás, también adelante miro.
Si soy honesto conmigo no tengo porque temblar.
La verdad agranda al más débil, la duda ablanda al más
macho,
la mentira manda al tacho al patrón del acomodo,
y si hay un tiempo pa todo hay un dios pa cada guacho.
(José Larralde, 1971)
....así me despido de este año viejo y ya entrando en
el nuevo... sigo escuchando... tanto escucho que ya se me hizo lluvia
la mirada, “se me junto la noche y la mañana, cimarrón
y tabaco en la saliva, un palito de sauce entre los dedos y un rubí
de silencio en las cenizas...”
FELIZ 2004
(Cualquier semejanza con la realidad es pura casualidad...)
Guadalupe
Freiría González
Directora
