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Sin fronteras

15/07/05

En todas las artes nos proponen e impulsan a ser contemporáneos, vanguardistas. No solo nos lo proponen, las nuevas tecnologías nos llevan a correr detrás de éstas para no quedarnos relegados, ser atrasados o en el mejor de los casos avejentados… y siempre existe el deseo de ser los precursores, creadores o inventores del futuro.
Esto aplicado a lo tecnológico puede ser correcto, pero aplicado a la imagen o a los autores es otro tema.

En la fotografía (como en otras artes) nos vendieron que el mundo dejaría de tener fronteras y que todo pasaría a todos, para integrarnos a un gran universo de pensamientos expresivos únicos y democráticos (¡todos felices!).
La realidad es que hay cada día más unipersonalismo que uniones sociales.

Aparecieron últimamente en la Argentina, de no sé donde (o mejor dicho sí se de donde) personajes fabricados por la globalización, mercantilización, o necesitados del monetarismo global (dicen que son muy entendidos en temas fotográficos).

Estos personajes que dicen haber roto con las viejas doctrinas, hoy son los dueños de los espacios de arte (no todos) y ellos en su quehacer diario aplican y ejecutan (ocultamente o no) las peores costumbres del fotoclubismo.
Están astutamente trajeados de vanguardistas, con un sistema mucho más salvaje que el anterior porque utilizan peores herramientas que en el pasado.
Una de ellas es el circo, para hacer creer a todos que fuera del circo no se es nadie en el mundo fotográfico, aplican la teoría de ganadores y perdedores, tan bien expresada por los líderes políticos actuales y por la sociedad… “si no has colgado en tal o cual galería o festival, nadie te conoce, no eres nadie”.

Las políticas que usan en la fotografía y para los fotógrafos hoy, son las mismas que ellos critican del pasado, pero que aprendieron (y participaron) en el pasado.
El resentimiento de donde se ha nacido profesionalmente es en algunos casos usado como actitud de fuerza, poder, para justificar su crecimiento y perdurabilidad dentro del sistema.

Nos garantizan triunfos, nos dan optimismo, nos proponen un universo sin fronteras, nos alimentan la forma de olvidar cualquier compromiso ético-profesional, nos proponen infinitismos en la fotografía, siempre y cuando se respeten sus fronteras (sin fronteras-con fronteras) las mismas que dicen que no hay.

Los que se alinean a estos nuevos “lideres estrellas”, quizá no se den cuenta que pasan a ser marionetas dentro de este predeterminado “estrellato fugaz” y ceden el crecimiento propio a la complacencia de las frivolidades fotográficas de cierto grupo reducido, llamados hoy por algunos el neo-fotoclubismo.

Prefiero llamar a esta movida, FOTOGRAFIARTE, una nueva forma de subirse al mundo de la fotografía (y de paso subirse a los fotógrafos/as).

Hasta la próxima

Guadalupe FG
Directora

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