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Entrevista con Laura Viñas

Publicado: 29-09-2009
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Por: Gustavo Arrivillaga

Chivilcoy, Buenos Aires, Argentina
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  Tweet En la sala de la Fotogalería 22 -en el Museo de Artes Plásticas Pompeo Boggio- se está inaugurando la muestra Nº 104 a cargo de la pintora y fotógrafa Laura Viñas, cuarta exposición curada por el chivilcoyano Daniel Muchiut. Un trabajo sumamente interesante en el que la autora nos plantea en forma metafórica su particular visión sobre el poder y la corrupción.
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Por Gustavo Arrivillaga
fototaller@gmail.com  

¿Tu primer contacto con el arte estuvo ligado a la pintura?
No, con el dibujo. Era lo que más fácil me resultaba. ¿Viste que siempre en el colegio hay alguien que dibuja bien? En mi clase era yo. Por ese lado me acerqué al arte. Primero, naturalmente, trabajé con acuarela, con témpera, siempre con un dibujo con mucha línea. Es como continúo. Sigo dibujando. Ahora me pasé al mundo del dibujo digital. Hace 4 años que comencé y hago unas pequeñas animaciones.

¿Qué te llevó a trabajar en fotografía?
Como yo necesitaba hacer el registro de mi obra y como estaba siempre lejos de los fotógrafos (nació en Buenos Aires, pero reside desde hace años en el partido de Alberti), Hugo Peccorelli me dijo que yo tenía que aprender a sacar fotografías. Él me dio las primeras herramientas para hacer este registro. Después de quemar dos millones 500 mil rollos aprendí a sacar fotografía de obra sobre papel y diapositivas. Entonces todo el registro fotográfico de mis dibujos está hecho por mí. No se me había ocurrido ni siquiera entonces la fotografía como herramienta para transmitir una idea. Nunca. Hasta que un día me llama Daniel Muchiut, sería en 1999 o 2000 y me cuenta que está por organizar un taller de análisis de obra, de fotografía. Me acuerdo que me preguntó si quería ir y yo le contesté que no sabía sobre eso. Que tenía una máquina que en ese momento tenía 25 años. De todas formas me invitó a mostrar mi obra. En ese momento trabajaba acuarela con resina. Había sacado fotos sobre algo que estaba armando sobre “coimitas”, pero fotos como registro. Finalmente hice ese seminario con Daniel en el que estaban Derlis Prado, Norberto Améndola, Yamila Pierdoménico. Ése fue el primer grupo. Yo primero mostré mi obra pictórica, de acuarelas y dibujos. Un día salimos a hacer fotos, pero ahí quedó. Yo seguía con mi registro fotográfico. Hacia el 2005 hice un viaje a Islas Malvinas y llevé una máquina que tenía para instantáneas y manual. Hice un montón de paisajes y cuando volví, revelé las fotos y lo llamé a Daniel para que las viera porque me parecía que había 2 o 3 que habían salido bien. Resultaron buenas fotos. Ahí me di cuenta el poder de la fotografía para transmitir ideas. Antes no lo había valorado, o no lo sabía. Hasta el año pasado seguí con mi máquina vieja. Hasta que me pude comprar una digital. Ahora parte de mi trabajo transcurre por la fotografía.

Uno de tus trabajos, La Tragedia Argentina (hecho en acuarela), tiene una fuerte carga política, ¿Alguna razón te impulsó a trabajar en ese sentido? (Coimitas-Congress, una de las imágenes de la serie ilustra esta entrevista).
Lo empecé en 1998, 1999. El tema lo tenía en la cabeza desde hacía bastante tiempo, pero no lo podía resolver plásticamente. Quería lograr un material que resultara sutil, que la gente se acercara a verlo, que una vez cerca tuviera esa segunda lectura de la obra. Que no fuera una cosa que repeliera sino que atrajera al espectador y después recién enviara el mensaje que en ese momento a mí, y ahora, me interesa. Yo considero que la gran tragedia argentina es la corrupción, por eso hice esa serie de las coimas, la de las Barbies, todo tenía que ver con sobrecitos, son todos sobres que están hechos en papel y acuarela. Me llevó a hacerlo, por decirlo de alguna manera, el tener la sensibilidad herida y querer demostrarlo de alguna forma.

Tu exposición, la Nº 104 de la Fotogalería 22, se denomina Small Talk en Moscalandia (Small Talk: conversaciones banales, sin importancia); ¿Cómo surgió la idea de trabajar con moscas y por qué? ¿Qué idea querés desarrollar?
La idea nació del aburrimiento. Yo considero al aburrimiento como un gran consejero artístico, porque sé que mi única manera de salir de ese estado de tedio es con algo creativo, entrando en el círculo virtuoso de la creación. Estaba aburrida en el taller y ahí comencé un diálogo de igual a igual con las moscas. Dejé mis dibujos y empecé a sacarles fotos. Entonces aparece la idea de las moscas asociada a la corrupción. Mi obra hace referencia a la capacidad de daño que ciertos seres insignificantes y con poder poseen. Para lograr mi objetivo elegí como metáfora a las moscas por su similitud con los humanos. Si bien pequeñas, desde la antigüedad han sido sinónimo de corrupción y desgracia. Todo lo que tocan lo corrompen. Causantes de miles de muertes en el mundo, más que cualquier otro organismo, excluyendo al hombre y a los agentes patógenos.
Lo que me alarma, no es la capacidad de daño de las insignificantes moscas/humanas (de por sí bastante inquietante), sino la probabilidad de ocurrencia de dicho daño. Y en el caso de los seres oscuros que habitan Moscalandia dicha probabilidad es sumamente alta. De ahí la razón de presentar al título de la obra en una exacta ecuación matemática:
[(Mosca + Poder) x Daño] = Moscalandia

Este trabajo, además de la labor fotográfica, incluye un video-animación. ¿Considerás que hoy el artista debe manejar varios lenguajes para hacer una obra contemporánea, es decir, fusionar distintas disciplinas?
No sé. Para mí los artistas tienen que hacer la obra que tienen que hacer. Lo que necesiten para poder, de la mejor manera, desarrollar las ideas que lo perturben o lo inquieten. El tema es cómo las podés desarrollar visualmente. Si esa manera es a través de un video, avanti con el video; si es con una performance, avanti con la performance. O sea, personalmente considero que cada idea se comunica mejor de cierta forma. Con esto quiero decir que de ninguna manera de ahora en más voy a hacer todo en video. No lo sé. Lo que sí veo como una tendencia es que de los videos se toman las fotos. En una revista hace poco se cuestionaba si estamos entrando en una época de muerte de la fotografía, a raíz de que las imágenes ya parten de un video high definition.

¿Considerás qua la fotografía analógica va camino a ser reemplazada por la digital?
Por supuesto, pero estoy segura que los grandes fotógrafos tienen su stock de rollos. Si bien la tendencia va hacia lo digital puro, desconozco si la calidad lograda por lo digital es tan buena como la calidad del film.

Yo no creo que vayan a desaparecer los rollos del mercado, por ahí van a salir de pequeñas industrias.
Si, Gustavo, yo creo que van a desaparecer. De todas formas, y no siendo la indicada para afirmarlo, yo creo que lo digital es el camino. Y te lo digo yo que hace un año que tengo esta máquina y extraño mi Minolta del año 80. Igual tengo una maquinita instantánea. Una vez leí que siempre los fotógrafos tienen que tener una de ésas de mano. Como los cronistas y los fotógrafos de guerra. A mí me costó incorporar esa máquina a mi cuerpo. Me cuesta todavía el manejo. Sigue siendo para mí un trabajo. 

Vos has viajado por diferentes lugares del mundo, llevando tu arte o como espectadora, ¿cómo ves la fotografía de nuestro país en relación a la que se expone en las más importantes galerías especializadas?
En cuanto a calidad de la obra me parece que no tenemos que envidiar nada. Las presentaciones noto diferentes. Pero lo considero un tema absolutamente económico, es un tema de presupuesto. Llegué hace poco de la Bienal de Venecia, había cualquier cantidad de presentaciones de video. No sabés lo que eran las pantallas, los monitores, las presentaciones; la pulcritud de las presentaciones, eso me impresionó muchísimo. No en cuanto a la calidad de los trabajos; en fin, hay que hacer lo mejor con lo que uno tiene.

¿Hay algún tipo de fotografía que te conmueva?
Sí, las imágenes de la desolación, las que no tienen muchos elementos. Me gusta mucho un fotógrafo japonés que vi en films and arts, Hiroshi Sugimoto y su serie de paisajes interminables. Me gustan las imágenes que dejan al espectador hacer el trabajo de imaginarse más allá de lo que se muestra. Cuando vi los paisajes de este fotógrafo noté que tenía algo quizás que ver con mi obra. Es contemporáneo. Tiene imágenes por ejemplo de horizontes de mar perdidos en niebla. Hay otro artista chino que me gusta mucho, Zhang Huan especialmente su obra fotográfica de los años 1999/2000. Admiro mucho a Shirin Neshat, fotógrafa iraní, que muestra la violencia en forma ultra sutil; muestra a las mujeres del Islam.

¿Estás trabajando en algún proyecto con la participación de otros artistas?
Tenemos un proyecto para el año que viene para ir al Museo de Bellas Artes de San Juan con el mismo grupo con el que el año pasado hicimos el homenaje a Lozza (Raúl Lozza, pintor nacido en Alberti, Pcia. de Bs. As). Yo estaría mostrando unos dibujos Des-animados, animaciones en las que trabajo desde hace varios años.

¿Hay alguna foto que no harías?
Sí. No podría trabajar con las desgracias ajenas. Admiro a la gente que hace eso, pero yo no podría. Tampoco sería una buena fotógrafa de guerra. En vez de sacar la foto creo que ayudaría a la persona. No sé si soy tan fotógrafa como ellos. Ese conflicto ético no me dejaría hacer mi trabajo. ¿Qué somos primero, personas o fotógrafos? Además creo que hay actos que son privados. Creo que la muerte es algo privado. Recuerdo que esto lo planteaban en una editorial de la revista Time, cuando explicaban que no publicaban fotos del momento en que una mujer se acerca al hijo asesinado de Indira Gandhi con explosivos y ambos vuelan por el aire. Mostraban la imagen de lejos, pero no la toma descarnada. Se auto censuraron en algún sentido.

Entrevista publicad originalmente en: http://www.laliebredechivilcoy.com.ar/?p=903 Foto 1   FotoRevista no asume ninguna responsabilidad por el contenido esta nota,
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