NUNCA HAY NADIE ALREDEDOR
Adrián F.S.
Estoy vivo y los días pasan. Siento la fuerza del viento, la magia de la niebla y lo inquietante de las nevadas. Por momentos, este clima tan desconcertante, me recuerda una certeza: mi propia mortalidad. Las huellas de los que partieron están presentes sobre esta tierra. ¿Quiénes eran? ¿A dónde se fueron? ¿Cómo aceptar esas ausencias?
El invierno en el campo es pura quietud. Las noches son eternas. No hay más que encierro y frialdad. Pienso en mi existencia. Pienso en mis raíces. ¿De qué historias están hechas? ¿Quiénes las contaron? ¿Quiénes se callaron?
Oscurece, hay mucha nieve y el camino está intransitable. La casa asoma entre la bruma. Durante mucho tiempo no fui capaz de encontrarme. Estuve aquí y allá, aunque en realidad no estaba en ninguna parte. Ahora estoy aquí, solo. ¿Cuál es realmente mi lugar?
Vuelvo a esta tierra una y otra vez. Aparecen las mismas preguntas, transito los mismos recuerdos. Mi familia llegó a este territorio hace un largo tiempo y echó raíces mucho antes de que yo naciera. El vínculo con este suelo supera mi entendimiento. Después de andarlo tanto, de habitarlo, es difícil que no se me meta en el cuerpo. Recibo este legado. ¿Es posible heredar lo que uno no elige?
Detrás de la casa hay un pequeño cerro. Cuando yo era niño mi padre me contó que esta región estaba habitaba por el extinto pueblo Selk´nam: personas semi nómades curtidas por la gelidez del viento patagón. Las formaciones rocosas podían otorgarle a estos pobladores cierto reparo. Los árboles que crecen en la estepa fueguina son muy escasos. ¿Cómo han hecho para resistir al viento?
Reflexiono acerca de algunos relatos que conozco sobre los antiguos pobladores e intuyo que estaban profundamente enraizados a la tierra. Su contacto con la naturaleza probablemente haya sido muy armónico. No imagino para ellos ni para mí otra forma de subsistencia en esta inmensidad. No dejo de desear el amor de mi padre y no dejo de extrañar a mis hijos. ¿Cómo narrar lo propio?
El horizonte en este confín de la tierra está cargado de tonos silenciosos. La luz mágica y sobrehumana parece apagarse por completo. Uno se vuelve paciente y amable ante la certeza de ser un ínfimo punto en el mundo. Solamente el color rojo logra interrumpir y alterar en soledad el agrisado paisaje. Me conecto con los inmenso. Rocas, huellas, la extensa estepa. Se revela aquello que ignoraba sobre mí. ¿Qué tiene que ver todo esto conmigo?
Me detengo. Aquí, donde algunos buscan eso de lo que otros huyen, aprendí que la soledad es un valor. La oveja negra es también lo sublime de un lugar, aquello raro y precioso que solo algunas personas saben estimar. Porque si nunca hay nadie alrededor, ¿será que estoy en buena compañía?
Adrián F.S.
Pequeña biografía
Nací en 1979. Soy fotógrafo y arquitecto. Vivo en Buenos Aires y gran parte de mi tiempo paso fuera de la ciudad. Viajar fue mi primer amor. Mi conexión profunda es con los bosques, el mar, la estepa y la montaña.
Crecí en la misma casa que había sido de mis bisabuelos maternos, donde aún viven mis padres. Allí encontré mucho material de archivo familiar: documentos, cartas, fotografías y algunos recortes de periódicos que comencé a atesorar y documentar fotográficamente.
Investigo las huellas de mis antepasados, mis raíces, la inmigración de mis familiares y sobre todo el legado que me han dejado. Algunos de mis proyectos indagan sobre temas de identidad y memoria. Lo que más me apasiona es mezclar los mundos aparentemente desconectados: el territorio con el linaje; y el peso de una piedra con el holocausto y la fuerza del viento.
Desde que soy niño soy curioso y observador, y la fotografía me resultó el modo de registrar esas curiosidades observadas. Una manera de fabricar historias fantásticas.
Me formé en la Universidad de Buenos Aires y en la Escuela de Fotografía de Andy Goldstein. Posteriormente participé en diversos cursos y talleres; entre ellos con Miguel Zurraco, Juan Travnik, Florencia Blanco, Romina Resuche, Agustina Triquell, Julieta Escardó, Sebastián Szyd, Valeria Bellusci y Daniel Merle.
Mis trabajos han sido seleccionados en festivales de fotografía, y han obtenido algunos premios en concursos. Entre ellos FIFV de Valparaíso, Chile; SJF de San José, Uruguay; Festival de Fotografía de TIRADENTES, Foto em Pauta, Mina Gerais, Brasil; Bienal Argentina de Fotografía Documental de Tucumán, Argentina y en el Museo Polyrama de Berlín, Alemania.
Actualmente estoy exponiendo en Museo Palacio Dionisi de Córdoba y editando mi primer libro. Participo en publicaciones y exhibiciones colectivas.