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Adiós a las Armas (relato verídico)

Publicado: 16-11-2010
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Por: Roberto Kuper

Buenos Aires, Argentina
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  Tweet Durante mi larga estadía en Nueva York, por un trabajo que debíamos de efectuar por nuestra ocupación, para colocar unos vidrios de pocas dimensiones, en una empresa en Bay Ridge.
Nos dirigimos a un proveedor ubicado en Queens, en un barrio retirado… en la Avda.Newtown . El edificio de medidas irregulares, en estado de abandono, en el que el comerciante tenía instalado su deposito de cristales.

Una puerta de mas o menos unos tres metros anchura, servia de acceso a un local interno de unos treinta metros en su lado menor por unos cincuenta de largo… con una improvisada oficina en un costado del mismo.

Charlando con el dueño, este nos relató varias historias por demás interesantes y cautivadoras, que lograron captar nuestra atención.

En ese salón notamos en la pared del fondo, de color amarillento un rectángulo de aproximadamente unos tres metros por dos… el señor nos aclaró que allí había funcionado el primer cinematógrafo de New York.
Aún en varios espacios los pisos eran de madera viejísima de largos listones ya muy carcomidos… en la pared anterior, una escalera de metal, nos llevaba a un balcón de no más de un metro de ancho, eso era como los pullman de los cines de nuestra época… sobre el alto techo, unos ganchos enmohecidos, habían sido los sostenes de lámparas… suponemos que alimentadas a gas.

Lo que no pude aclarar es la antigüedad de la sala, pero es de suponer debía tener muchísimos años, desde los comienzos del cine.

Luego de recorrer el sitio, que carecía de baños, en la oficina del vidriero, en una pared descascarada… numerosas armas y fotos de su paso por las fuerzas armadas en la segunda guerra.
Al principio como soldado raso y luego ascendido a cabo por su desempeño en la batalla… ocurrida en Francia, durante el famoso día “D”, donde a duras penas, buena suerte y ayudado por Dios, pudo llegar con vida a la captura de una cabecera de playa para proteger el desembarco de las barcazas que traían el grueso de las tropas… según él las perdidas de vidas fueron cuantiosas. 

Allí sucumbieron sus tres amigos …que lo habían acompañado desde su incorporación al ejercito y en los duros momentos.
Nos mostró fotografías de los cuatro…con sus uniformes y armamento… con una sonrisa en sus caras.

En las paredes pendían de oxidados clavos, un casco americano y uno alemán con la esvástica, un bazuca, dos fusiles, una pistola Luger, un par de granadas, lógicamente desactivadas… 

En un lugar destacado y enmarcada… una medalla al valor en combate, que era su orgullo.
Una cosa es contarlo, pero la emoción que experimenté al tener en mis manos esas armas, que habían servido para la muerte… de algún soldado enemigo…me puso la carne de gallina. 

Me coloqué el casco que él había usado… y luego lo mismo con el casco alemán, que nos contó lo obtuvo durante el avance… junto al cuerpo de un joven del ejercito enemigo.
Casi me pongo a lagrimear con solo imaginarme ese instante.

La sensación que sentí fue tremenda… ver cosas que solo conocía a través de publicaciones, diarios… películas, hizo que mis manos al rozar esas armas, recibiese la sensación de estar viviendo esos instantes, al igual que al contemplar el largo pasillo que en su momento sirvió para el ingreso a ese cine ya muerto,

Y me convirtiese en un participe de todo ello y cerrando mis ojos pude oír el fragor de la lucha y percibir el sonido del piano, que que seguramente acompañaba las vistas proyectadas allí, en ese pequeño rectángulo de la pared, y anunciando el nacimiento de algo que seguramente no pensaban lo inmenso que llegaría a ser.

Ha pasado bastante tiempo de esta experiencia tan especial para mí…y posiblemente quienes han viajado por el mundo y han visitado antiguos edificios… con viejas historias, comprenderán
que se siente al tocar, respirar…y ver con los ojos cerrados…

¿No es cierto que uno se siente transportado a esos lugares que estamos recorriendo…?

A mí me pasa eso… ¿ y a usted…? 

Roberto H. Kuper Foto 1   FotoRevista no asume ninguna responsabilidad por el contenido esta nota,
siendo su autor el único responsable de la misma.
  

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