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Profesión albañil

Publicado: 13-02-2009
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Por: Carmen

Tandil, Argentina
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Profesión albañil

 

Juan se levanta muy temprano, antes que el sol aparezca en el horizonte. El mate, a esa hora, es un compañero insustituible.

Mientras le renueva parte de la cebadura, rememora con nostalgia los días en que soñaba con venirse a Buenos Aires y vivir mejor. Todo es tan distinto a como lo soñó.

Los gurises duermen., la María también. Ellos aún tienen esperanzas de cambiarlo todo.

En pocos días más será el cumpleaños de la Gracielita…quince años; si parece mentira que ayer nomás era una gurisita que se pegaba a sus pantalones y hoy ya es una mujercita.

Juan se despereza y sale. Son las cuatro y media. Hay que salir a enfrentar el mundo.

Hoy es día de pago en la obra. Hoy es un día de fiesta. La María le comprará el vestido a la Graciela y ya no quedará más que esperar lleguen los abuelos y los tíos del norte, y vendrá la música y la alegría, y el momento de bailar el vals con la niña de sus ojos y entonces, se irán lejos la tristeza, la nostalgia, la angustia.

Juan sube al colectivo que lo lleva hasta Constitución. Desde allí cmina hasta la obra. Las monedas que ahorra siempre sirven a fin de mes.

Como siempre, viaja parado, apretado; pero eso hoy no importa. Hoy es un hermoso día.

Juan sube por los andamios, casi hasta tocar el cielo. Sus manos endurecidas, acostumbradas al contacto del cemento y los ladrillos no sienten la aspereza de los materiales. Allí arriba se siente dueño de la ciudad que un día soñó conquistar.

Se asoma y miraa la gente, tan pequeñita, tan distante, tan indiferente.

_ ¡Hay que mojar los ladrillos!_, dice el capataz.

Siempre lo repite, como si Juan no lo supiera.

Juan arroja agua sobre la pila de ladrillos, una y otra vez, así siempre, pero hoy el trabajo se le hace liviano. Hoy Juan está contento.

El agua moja los ladrillos, corre por el piso y se escurre hacia abajo; Juan pisa el agua, Juan resbala, Jun caehacia atrás, no puede sostenerse y de pronto…el vacío se abre ante sus ojos.

No entiende qué es lo que sucede. Hoy estaba tan contento. Hoy es un día hermoso…Hoy es un día hermoso…

Juan es una forma absurda , grotesca en el pavimento. La gente se amontona a su alrededor. Lo miran. Algunos opinan, discuten. Alguien pide una ambulancia. Sus compañeros de trabajo denuncian la falta de seguridad en la obra.

Alguien parado cerca del cordón de la vereda le dice a su compañero de ruta:

_¡Y, qué se puede esperar de estos cabecitas, apenas cobran, se gastan el sueldo en vino, se chupan todo y ahí tenés el resultado!-

 

María del Carmen Nievas

 

 

 

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