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Tristeza nao teim fim - 30 años después - 1º parte

Publicado: 29-09-2009
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Por: Roberto Kuper

Buenos Aires, Argentina
    Tweet Los hijos y sus parejas, al cumplirse la fecha del fallecimiento del padre, se reunieron para recordarlo.
Algunos de ellos vivian en el exterior y otros vivian en barrios separados de la Capital Federal. 

Cuando la reunión ya languidecia y tomando un último café en el living de la casa, alguno sacó un tema a relucir… evitar gastos de la Chacarita, mas los impuestos de la casa paterna, que
hasta la fecha afrontaban con aportes disimiles, según la solvencia de cada uno.
Luego de un cambio de ideas… y apoyado el debate por las nueras y algún cuñado, se llegó a un acuerdo para achicar los mismos. 

Con la aprobación total, especialmente de las mujeres, se decidio reducir los restos de los familiares que descansan en dicho Cementerio, y de esa forma ubicarlos a todos en un solo lugar, evitando así un gasto superfluo, suavizando la resolución, con el argumento de juntarlos en el mas allá, cosa que hizo que ninguno sintiera culpa por el cambio a efectuar. 

Ya la reunión familiar fue transcurriendo en una forma mas sincera y cada uno fué poniendo sobre el tapete, antiguos deseos pensados pero siempre callados… la venta de la casa
de la calle Corrientes… aún vacia. 

Luego de explicitar cada una de las familias sus deseos de vender dicha propiedad y repartir el producido de la operación, este acto haría que los impuestos que se pagaban por ella, que cada vez eran mayores… así que venderla fue la determinación general, ya que para poder alquilar la enorme edificación, los gastos para ponerla en minimas condiciones serían enormes… y ninguno estaba en condiciones de afrontarlos. 

Así… con el último café y una copita de licor, se acordó apelar a designar un tasador para que valuara la propiedad.
Cada uno de ellos aportó ideas para fijar una fecha para concurrir y entrar a la vieja casa paterna.. y se resolvió que fuese el sabado siguiente a las 17 horas, fijando el punto de encuentro en la puerta de calle de la misma. 

Solucionado el problema de la futura venta y con una sonrisa de satisfacción por haber llegado a un acuerdo largamente maquinado por todos, se fueron retirando, transformando sus
mentes en agiles y febriles calculadoras.

En ese instante, nadie recordaba el trámite para la reducción de los restos familiares.

CONTINUARA…
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