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Tristeza nao teim fim - 30 años después - Final

Publicado: 06-10-2009
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Por: Roberto Kuper

Buenos Aires, Argentina
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  Tweet El sábado llego con un cielo encapotado que hacia de la tarde una incipiente noche. 

Fueron llegando al lugar las cuatro parejas y allí ocurrió el primer contratiempo… ninguno de ellos tenia las llaves de la casa… 
En esos treinta años… las habían perdido de vista.
No pudieron echarse culpas, ya que cada uno de ellos se había llevado un juego de ellas. 

En un quiosco cercano averiguaron por un cerrajero del barrio…
Con bastante buena suerte consiguieron uno a pocas cuadras del lugar, tardó casi media hora en llegar… ya se habían hecho las 18 horas de una tarde otoñal, de luz tenue en un anochecer
casi calido. 

Con alguna dificultad el operario consiguió abrir la puerta del frente… en el piso sucio de tierra…papeles de publicidad… algunas cartas y facturas viejas. 

El segundo contratiempo fue la falta de luz eléctrica, que la compañía había cortado… uno de ellos… precavido había llevado una pequeña linterna. 

Al abrir la puerta, un aire frío les golpeo el rostro, y les provocó una rara sensación… mezcla de temor y angustia… nada agradable por cierto. 

La puerta cancel estaba abierta de par en par y por ella fueron Ingresando al gran vestíbulo… los pocos muebles estaban cubiertos por una gruesa capa de polvo… los retratos los
miraban desde las paredes descascaradas y sin color… 

El foco de la mini linterna corría por ellas… y unas largas sombras se dibujaban a su paso…el frio era más penetrante a medida de que se internaban en la casa.

El dormitorio principal, en el primer piso, los recibió con una visión espeluznante… la cama revuelta… alfombra arrugada… y sobre la cómoda una copa de cristal vacía, con cascarillas
del vino en ella servido hace treinta años…sobre una silla… ropa del padre… al entrar la araña de luces osciló con el aire que nuestros cuerpos desplazaron en el ambiente quieto… todo parecía estar muerto… estaba muerto. 

En una fila india, los hombres adelante y las mujeres en racimo detrás… manos con manos y cuerpos con cuerpos abrazados.
Los hombres se recriminaban el no haber venido por la mañana, pero las obligaciones de alguno de ellos, lo impidió. 

Con un nudo en sus gargantas… ingresaron a la sala grande… totalmente cerrada al exterior…en tinieblas… allí…donde habían velado al padre. 

Restos de flores secas sin color… coronas apoyadas en las paredes… con sus dedicatorias pendiendo de ellas… la pequeña alfombra aún en el piso marcaba el lugar exacto en que fuera despedido papá. 

Un ruido de aleteos los pasmo por un instante y los dejo sin poder emitir palabra. 
Las mujeres… asustadas… expresaron su deseo de irse y esperar en una confitería cercana… 

Sin más preámbulos bajaron la escalera de mármol, ahora gris…pero se encontraron con la desagradable sorpresa de encontrar la puerta de calle cerrada… y a los gritos llamaron a sus maridos, que nada pudieron hacer para abrirla. 

El susto y el frío… las sombras cada vez más oscuras no los dejaba pensar… hasta que surgió la idea de usar el celular y llamar al cerrajero… cuyo teléfono figuraba en la factura del trabajo realizado anteriormente. 

Media hora después, llegó y pudo solucionar el problema desde afuera. Con paso ágil las damas se alejaron del lugar… y los valientes varones continuaron con la recorrida.

Le llegó el turno a la cocina… impacto total… la pileta llena de pocillos de café y restos de facturas en la mesada, los retrajo violentamente al día del velatorio. 
El menor de los hijos alzo una cafetera… y por la diferencia de temperaturas de su cuerpo y el frío de ella le dio la sensación de estar tibia y la dejó caer al piso de baldosas… el ruido recorrió los pasillos… y la escalera los elevo y bajo por todo el edificio con un sonido casi sobrenatural. 

Sin buscar ponerse de acuerdo, salieron a paso vivo y mientras alcanzaban la vereda… algo paso por encima de sus cabezas… rozándolos… con un golpe cerraron la puerta y se dirigieron
al café donde esperaban las mujeres. 

Con una sonrisa como mueca, el mayor de los hijos, mirando por la vidriera del negocio… y al ver unos gorriones revoloteando sobre la vereda, recordó el aleteo que los asustó… y mirando a sus familiares… les dijo… papá ya salió de la casa… ahora podemos venderla… 

Mozo… café en jarrito para mí… no sé ustedes…
Cuanto creen que podemos sacar por la casa… la ubicación es buena… los números volvieron a llenar sus mentes… muchas veces el tiempo disminuye los afectos… y aumenta los intereses… mientras… mezclado con las aves, el padre… al fin buscaba el cielo, para encontrarse con sus seres queridos… Foto 1   FotoRevista no asume ninguna responsabilidad por el contenido esta nota,
siendo su autor el único responsable de la misma.
  

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