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Pequeñas anécdotas de un niño de tres años

Publicado: 10-01-2009
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Por: José María Lagorio

Argentina/San Nicolás
http://www.fotosolidaria.com.ar    Tweet Calle Pellegrini 627, entre Las Heras y Balcarce de San Nicolás, a media cuadra de la Ecuela Normal. La foto es de Enero de 1967, pero lo que yo viví y les voy a contar de ese lugar  fue a partir de 1972. Esta foto que la acabo de redescubrir al digitalizar varias diapositivas de mis padres, es especial para mi y me trae muy lindos recuerdos, momentos que quedaron grabados en mi memoria a pesar de la distancia en el tiempo; es curioso porque no recuerdo muchas veces lo que hice ayer, pero si recuerdo muchas cosas y situaciones de mi primeros años de vida. Allí vivió muchos años mi abuela María Teresa (la peluquera del barrio), vivieron mis bisabuelos Ana María, a quien llamaban la nona Anina, y   Ernesto, a quien llamaban el nono capeche (por su apellido Capece), a los cuales conocí, y también, cuando fallecieron, estuve en sus respectivos velorios en esa misma casa. Allí vivieron también mis padres algunos años,  José Antonio y Alicia, y viví yo en mis primeros dos o tres años de vida. A pesar del tiempo transcurrido recuerdo cada lugar de la casa, y sobre todo una pintura mural que mi padre hizo en una pared del patio; y también recuerdo cuando mi abuela iba para el fondo y luego aparecía en la cocina con una gallina a la cual ya le había retorcido el cogote para luego transformarla en puchero; y siempre recuerdo el teléfono negro a disco que hoy día son piezas de museo; recuerdo al perro llamado Coli, que según cuenta mi madre no dejaba que nadie se acercara a mi cuando yo estaba en el moisés, era mi guardián; recuerdo como la bisabuela me pinchaba con sus bigotes al besarme y yo no podía disimularlo; como el bisabuelo postrado en la cama en sus últimos años, estaba todo el tiempo jugando al solitario en una mesita, de esas que se usaban para el desayuno; me acuerdo de las sandalias que me ponía mi madre, incómodas para correr, y en una de esas carreras por la vereda, al chocar la punta de la sandalia con una baldosa medio levantada...¡al piso!, las rodillas ensangrentadas y la abuela socorriéndome, me llevó al baño, me sentó en el borde de la bañera y tomó un frasquito con líquido rojo, de él sacó una paletita de plástico y me puso de ese líquido en la rodilla, apenas me tocó le revoleé el frasco encima, le manché toda la ropa y salí corriendo... - acá hago una confesión, porque acabo de redescubrir que le tengo terror al mertiolate, solo uso agua oxígenada, con eso me arreglo. - Una vez estábamos con mi primo Ariel (un año más grande que yo) jugando en el living, los dos agarrados fuertemente de una mano, con el brazo estirado dando vueltas a gran velocidad sin parar, pienso que no lo hizo a propósito, !pero me soltó¡, a volar... y la pera contra el piso, sangre a chorro y mi abuela otra vez socorriéndome, alzado en brazos hasta a la clínica que estaba a dos cuadras de distancia, tres puntos de sutura y los desmayos de mi abuela y mi padre, muy impresionables con la sangre.
Con respecto a la foto y para los que les interesa los autos, les digo que la de adelante es una pick-up Siam Argenta, marca inglesa que se fabricó en Argentina entre 1963 y 1966. El auto rojo de atrás,  es un Ford Mercury  propiedad de un hombre que vivía en frente, amigo de mi padre, hoy reconocido comerciante de la ciudad y cantante de tangos, y más atrás un Jeep Ika. Lo del estacionamiento es una rareza en la foto, hace ya muchos años que los vehículos estacionan del otro lado de la calle. Allá al final se aprecia el inmenso monte de eucalíptus de la estación de trenes, plantado en la década del cincuenta.
Hoy en día por fuera la casa está igual y bien mantenida; me gustaría ir a golpear la puerta y que me dejen entrar, verla y recorrerla, después de trenita y picos de años que no entro...quizás recuerde algo más, y hasta quizás me encuentre con ese niño de las pequeñas anécdotas, de tres añitos nada más.    FotoRevista no asume ninguna responsabilidad por el contenido esta nota,
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